Pero sus inicios como entrenador, relata, no fueron fáciles.
“Tenia la oportunidad de quedarme en Estados Unidos y ser entrenador en la universidad o volver a la República Dominicana y empezar mi academia para aportar. Después de un año (solo) recibí el apoyo de Danilo Díaz. Nunca pensé que ganaríamos una medalla en los Juegos Olímpicos tan pronto”, contó.
¿Cuál es el principal reto que enfrenta la República Dominicana en atletismo?
“Necesitamos una pista, mejor alimentación, un mejor gimnasio, es lo básico que necesitamos y ahora no lo tenemos. Estamos haciendo un gran esfuerzo para lo que logramos y no debería ser así. Necesitamos una pista privada, lo malo del Centro Olímpico es que está abierta para todo el mundo y no es la misma concentración”, explicó.
Del otro lado de la pista
Sánchez dice que una de las cosas más difíciles como entrenador es tener que manejar varias personas al mismo tiempo.
“Como atleta puedes controlar todo, uno se mete en su burbuja, pero como entrenador, tener que hablar con los muchachos que la mayoría estaban en sus primeros Juegos, tener que decirles cómo comer, ser consejero y ver los frutos de todos los meses de trabajo, eso es muy satisfactorio”, indicó el dos veces campeón olímpico y mundial en 400 metros vallas.
La apelación en relevo
Luego de la carrera de las semifinales del relevo mixto 4×400, la República Dominicana fue descalificada.
Pero Sánchez aplicó su experiencia y conocimientos para lograr revertir la decisión.
“Uno tiene media hora para hacer la apelación. Vimos la carrera en vivo y nos fuimos al salón al lado de la pista de calentamiento para ver la siguiente competencia. Uno llega caminando como 10 minutos y ahí fui a revisar los tiempos para ver cómo corrimos y me doy cuenta que estamos descalificados”.
Recordó que salió de vuelta al estadio y llegó a hacer la apelación apenas tres minutos antes de que se venciera el plazo establecido.
Dijo que tras una larga espera, los jueces le dieron la razón a Sánchez pues Anabel Medina había cometido una infracción porque el juez de pista no la colocó en el carril adecuado.
Sánchez relató a Diario Libre que esperó unas cuatro horas en total durante el proceso de apelación, concluyendo a altas horas de la madrugada de Tokio, Japón.
“Cuando salí de la apelación no había transporte y yo no andaba con yenes. El juez que conoció nuestro caso me dio 10 mil yenes (91 dólares) para el taxi y yo se lo devolví al día siguiente, pero él no tenía que hacer eso y eso te habla de lo bien que trataron a uno en todo el sentido de la palabra”, reveló.