La oposición haitiana realizó este martes nuevas protestas en Puerto Príncipe y prometió mantener el pulso de las manifestaciones hasta que renuncie el presidente, Jovenel Moise.
Diversos partidos y organizaciones de la oposición anunciaron que el próximo viernes realizarán una ‘megaprotesta’ en las calles de Puerto Príncipe que se dirigirá a las puertas de la residencia presidencial, para exigir la dimisión del mandatario.
El senador opositor Antonio Cheramy dijo, en una rueda de prensa, que la movilización, que comenzó hace cuatro semanas, no tiene como objetivo derrocar a Moise, sino cambiar el sistema.
‘La batalla que estamos librando no tiene como objetivo llevarse a alguien y meternos nosotros. Si seguimos esta lógica, la gente nunca dejará de sufrir. Es más bien una batalla por la clase desfavorecida, la gente que vive en lugares remotos y por los olvidados. Esta batalla no será en vano. Es una batalla para cambiar el sistema’, dijo Cheramy.
Por su parte, el exsenador Serge Jean Louis valorizó la participación de los jóvenes en estas protestas, que se desataron el pasado 16 de septiembre.
Asimismo, Louis denunció la lógica ‘represiva’ de las autoridades ante las manifestaciones, que según ONG de derechos humanos, han causado al menos 17 muertos y cerca de dos centenares de heridos.
Del mismo modo, el exsenador denunció que se han infiltrado partidarios del Gobierno en las manifestaciones opositoras para generar violencia.
‘Denunciamos la infiltración de partidarios del Gobierno en manifestaciones destinadas a desacreditar al movimiento opositor. Han causado actos de los que han acusado a la oposición’, dijo Louis, prometiendo tomar medidas para evitar que se repita esa acción.
Haití vive una grave crisis política y económica, que se agravó a mediados de agosto por el desabastecimiento de combustible, lo que ha desencadenado protestas violentas.
Este martes se repitieron las protestas en Puerto Príncipe, con poca intensidad, pero en varios puntos de la ciudad se montaron barricadas y hubo manifestaciones.
Las protestas, unida al desabastecimiento de combustibles, mantiene prácticamente paralizadas las actividades económicas del país, el más pobre de América.