Sao Paulo (AP). Brasil perdió 1,5 millones de puestos de trabajo asalariados en 2015 en medio de una contracción económica que ha provocado inflación alta y despidos en los sectores manufacturero y de servicios, informó el jueves el ministerio del Trabajo.
Al final del año pasado había 39,7 millones de trabajadores empleados formalmente, en comparación con los 41,2 millones al término de 2014 y los 40,8 millones en 2013, afirmó la dependencia.
El ministro de Trabajo, Miguel Rossetto, dijo que la cifra de la creación de empleos el año pasado es la peor desde que empezó a ser compilada en 1992.
La mayoría de los puestos de trabajo de nómina que se perdieron fueron en el sector industrial y en el de construcción civil. Las únicas cifras positivas sobre creación de empleos estuvieron en el sector agrícola, donde se abrieron cerca de 10.000 nuevas plazas.
La agencia de estadísticas IBGE de Brasil dijo la semana pasada que la tasa de desempleo entre agosto y octubre del año pasado fue de 9%, comparada con el 8,6% en el trimestre previo y 6,6% un año antes. Ha sido la más elevada en este rubro desde el 2012.
En respuesta a esos números, la presidenta Dilma Rousseff le dijo a la prensa que «el desempleo es la mayor preocupación del gobierno» y que están decididos a reducirlo.
A principios de esta semana, el Fondo Monetario Internacional indicó que la recesión que afecta al país más grande de Latinoamérica continuará en el 2016 con una reducción en la producción del 3,5%. Durante el 2017 no habrá crecimiento económico, el cual deberá reanudarse en el 2018, agregó.
Gilberto Braga, analista del Instituto Brasileño de Mercados de Capital con sede en Río de Janeiro, dijo que el creciente desempleo ha reducido el consumo, lo que contribuye a la crisis económica que aqueja a Brasil, y consideró que las incertidumbres relacionadas con la economía china tendrán un fuerte impacto en el país sudamericano.
«China es el mayor socio comercial de Brasil y la economía de Brasil sufrirá mucho si China no crece más de 8% al año», señaló.
Zelma da Silva, una señora que se dedica a la limpieza de oficinas, dijo que era afortunada porque, a diferencia de muchas personas, ella sabe que tiene trabajo.
«Los que tienen trabajo tienen miedo de ser despedidos y harán cualquier cosa con tal de conservar sus empleos», dijo da Silva, de 45 años.