SANTIAGO DE CHILE (AP) — Los contagios y decesos por el nuevo coronavirus no dan tregua en América Latina, con Brasil superando el millón de infecciones y los 50.000 muertos.
Argentina y Chile en el Cono Sur, y Panamá, en Centroamérica, siguen reportando un fuerte incremento de casos a pesar de sus medidas de cuarentena en sus regiones más castigadas por la pandemia, que seguía sin control.
Mientras Argentina superaba los 40.000 casos y alcanzaba los 1.000 fallecidos por COVID-19, en su vecino del Cono Sur —Chile— la situación parecía peor con reportes de casi 250.000 infecciones y más de 7.000 decesos si se cuentan los confirmados y a los que no se les hicieron las pruebas a tiempo.
Ambos, sin embargo, están distantes en los reportes del país más golpeado hasta ahora por la pandemia en la región, Brasil, donde los contagios superan el millón y las muertes suman 50.591, según los datos más recientes de la Universidad Johns Hopkins. El país más grande de América Latina es el segundo con más casos y fallecimientos en el mundo después de Estados Unidos.
Las autoridades argentinas informaron que podrían extender la cuarentena en los próximos días, cuando ya se cumplen más de tres meses de encierro obligatorio en la capital del país y cuyos efectos económicos ya son palpables, según los expertos.
A pesar de haber implementado algunas de las cuarentenas más largas del mundo, la pandemia todavía no se considera controlada por las autoridades que estudian medidas de mayor restricción en el transporte y otros lugares de la capital, al tiempo en que evalúan volver incluso a una cuarentena fase 1, como al inicio, la más restrictiva de todas.
El 95% de los 1.604 nuevos casos detectados en la últimas horas se produjo en el área metropolitana —Buenos Aires y en el conourbano bonaerense— afirmó el domingo en rueda de prensa Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud.
Las autoridades temen asimismo a un aumento de contagios tras las manifestaciones masivas registradas el sábado en varias de las ciudades más grandes del país contra la posible expropiación de la empresa Vicentin.
En el vecino Chile, el panorama dista mucho en mejorar. Las autoridades anunciaron en la jornada 5.607 nuevos casos para hacer un total de 242.355 y 184 fallecidos más para sumar 4.479. A esta cifra hay que añadir 3.069 casos de muertos probables por COVID-19 reportados el día anterior por el Ministerio de Salud, aunque la institución informó que mantendrá las dos cifras separadas.
La principal minera del país, Codelco, anunció la suspensión de sus actividades luego que los contagios y los muertos se dispararan en Calama, una ciudad vinculada fuertemente a la actividad minera y situada a casi 1.600 kilómetros al norte de la capital. Allí rige una cuarentena.
Chile es el mayor productor de cobre del mundo y la exportación de este mineral tiene un impacto esencial en su economía.
El alcalde de Calama, Daniel Augusto, denunció en medios nacionales que el cementerio público se encuentra colapsado y que se están recurriendo a camposantos privados para poder enterrar a los fallecidos.
El Ministerio de Salud repuso el domingo la cuarentena en las ciudades de Antofagasta, Mejillones y la población de Tocopilla, todas en el norte del país, y en la región de Antofagasta, a la que también pertenece Calama.
En México, las autoridades sanitarias reportaron el domingo la segunda cifra más alta de decesos para un periodo de 24 horas con 1.044 para un acumulado de 21.825 en lo que va de la pandemia. La cifra más alta se registró el 3 junio con 1.092 fallecimientos.
Además, se informó que el número de contagios se elevó a 180.545, 5.343 más que en la víspera.
Por su parte, el director del Instituto del Seguro Social, Zoé Robledo, anunció que dio negativo en un nuevo control dos semanas después que se le detectó el contagio del virus. Agregó que regresa el lunes al trabajo.
En Venezuela, el ministro de Comunicación e Información Jorge Rodríguez reportó el domingo 128 nuevos casos de COVID, para un total de 3.885 desde que la pandemia llegó al país el 13 de marzo. El número de fallecidos permanece en 33.
De los nuevos contagios, 44 fueron de transmisión doméstica y otros 84 “importados” por venezolanos que regresaron al país en medio de la pandemia. De ellos, 54 llegaron desde Colombia, 15 de Brasil, 1 de México y 14 funcionarios sanitarios y de seguridad que tuvieron contacto con los viajeros, indicó Rodríguez.
El ministro recordó que a partir del lunes y por los próximos siete días se aplicará una serie de nuevas medidas para reforzar la lucha para contener la propagación del virus.
Entre las nuevas medidas destaca el establecimiento de “barreras especiales de contención y confinamiento” en nueve estados y la capital venezolana. Se ordenó además el cierre del sistema de trenes subterráneos en Caracas y las vías férreas entre Caracas y sus ciudades satélite.
Los trabajadores de “sectores priorizados” –alimentación, salud, medios de comunicación y de servicios públicos esenciales como agua, electricidad y gas—serán los únicos en los próximos siete días pueden mantener sus labores.
Hasta el domingo se aplicaron siete días de “flexibilización” que permitió la reactivación de 25 sectores para “dinamizar la economía nacional”, ahora todo el personal de esos sectores — entre los que destaca la banca, el sector construcción, industria, químicas y textiles– deben “volver a sus casas”, agregó Rodríguez.
En tanto, Colombia reportó un nuevo máximo en el número de casos diarios de coronavirus al informar de 3.019 contagios en las últimas 24 horas, para un total de 68.652 y 2.237 decesos.
Más tarde Panamá siguió esa corriente al informar de 808 nuevos casos y ocho decesos adicionales para un total de 501, lo que lo reafirma como el país en Centroamérica con más contagios y muertos reportadas por el virus.
El país de 4,2 millones tenía más de 11.000 casos activos y una capacidad de cuidados intensivos cada vez más reducida, lo que complica aún más la posibilidad de reactivar otros sectores de la economía, según los expertos.
En El Salvador, que registra 1.986 casos activos y 98 fallecidos, el presidente Nayib Bukele pidió a la Corte Suprema y a la Asamblea Legislativa que le devuelvan las garantías constitucionales para enfrentar la pandemia en momentos que el sistema de salud está al borde del colapso en el país centroamericano.
Ello después que el máximo tribunal declaró inconstitucional las declaraciones de estado de emergencia por el COVID-19 y por la tormenta tropical Amanda, por lo que el gobierno no puede ordenar cuarentenas obligatorias.
“Necesitamos volver a tener el control sobre la pandemia y no ser meramente administradores de hospitales, como han pretendido ustedes en su jurisprudencia”, dijo.
Hora más tarde, Bukele inauguró la primera fase del Hospital El Salvador que cuenta con todo el equipo médico y tecnología de punta — 105 camas de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y 295 camas de cuidados intermedios — para atender pacientes con COVID-19.
“Este es un día, por un lado, muy alegre y por otro de gran tristeza, los días que vienen serán muy duros para el país, este día han fallecido varias personas pro COVID-19, pero obras como estas nos han dado un poco de esperanza”, dijo el mandatario en el acto de inauguración.
Bukele anunció que en dos semanas se habilitará la segunda fase del hospital, con otras 400 camas de cuidados intensivos y en las primeras semanas de agosto concluirá la última fase. El hospital contará con 1.000 camas de UCI y otras 1.000 adicionales.
De momento, en América Latina se han registrado más de 1,9 millones de contagios y más de 90.000 fallecidos. Brasil es el país más golpeado y donde se siguen registrando protestas masivas en las calles para protestar contra el racismo, como las del domingo en la capital Brasilia, donde también convergieron manifestaciones en contra y en pro del gobierno del presidente Jair Bolsonaro.
A nivel global, el coronavirus ha infectado a más de 8,8 millones de personas y causado la muerte a más de 465.000, según el Centro de Ciencias e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que basa sus datos en los informes de los gobiernos y las autoridades de salud de cada país.
En la mayoría de la gente este virus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. Pero en algunas personas, sobre todo los adultos mayores y quienes padecen trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más graves e incluso la muerte.