SOAVE, Italia (AP) — El primer ministro italiano Giuseppe Conte y el premier británico Boris Johnson dijeron a sus ciudadanos que el mundo necesita adaptarse para vivir con el coronavirus y no pueden esperar a que una vacuna los salve.
Hicieron sus comentarios mientras muchos países buscan reactivar sus economías devastadas por la pandemia. Con 36 millones de desempleados tan sólo en Estados Unidos, la presión económica se ha incrementado a pesar de que las autoridades reconocen los riesgos de que una reapertura desencadene una nueva oleada de contagios y decesos.
Italia permitirá que los restaurantes, bares, playas, tiendas y servicios religiosos reanuden actividades el lunes.ADVERTISEMENThttps://69abb70a8e8570467b877d3c1e103aac.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html
“Estamos enfrentando un riesgo calculado conscientes de que la curva epidemiológica podría volver a subir”, dijo Conte. “Estamos enfrentando este riesgo y tenemos que aceptarlo, de lo contrario nunca podríamos reactivarnos”.
Se pronostica que la economía italiana se contraerá 9% este año debido al coronavirus.
Por su parte, Johnson, quien estuvo hospitalizado el mes pasado por la enfermedad COVID-19, especuló el domingo que podría no lograrse una vacuna a pesar del enorme esfuerzo global para producirla.
El premier británico dijo que Gran Bretaña estaba dando “pequeños pasos” hacia la reapertura, “tratando de hacer algo que nunca se había tenido que hacer antes: sacar al país de un confinamiento total”.
El presidente estadounidense Donald Trump, en contraste, prometió a sus ciudadanos un pronto regreso a la normalidad, algo que según la mayoría de los expertos sonó mucho más optimista que realista.
“Estamos investigando vacunas, estamos investigando curas y estamos muy, muy avanzados”, comentó. “Creo que eso sucederá en un futuro no muy distante. Pero incluso antes de eso, creo que volveremos a la normalidad”.
El mandatario dijo que los eventos deportivos posiblemente se reanuden sin público o con una cantidad reducida de espectadores, pero que espera que para el Masters de Augusta, programado para noviembre, las grandes multitudes ya puedan regresar.
Sin embargo, los expertos de salud señalan que podrían pasar meses, o incluso años, antes de que el mundo tenga una vacuna disponible para todos, y han advertido que levantar las restricciones de forma prematura podría permitir un repunte en el número de contagios.
El coronavirus ha infectado a más de 4,7 millones de personas y ha matado a más de 315.000 en todo el mundo, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins.
Los partidos de la liga de fútbol alemana se reanudaron el fin de semana en estadios vacíos y se transmitieron a todo el mundo. A los jugadores se les pidió no escupir, darse la mano ni abrazarse para celebrar los goles. El personal y los suplentes usaron máscaras en el banco, y los balones y los asientos fueron desinfectados.
En Grecia, las iglesias abrieron sus puertas a los fieles el domingo después de dos meses, pero se limitó el número de asistentes. Turquía permitió a las personas mayores de 65 años salir de sus hogares por segunda vez, hasta seis horas, aunque los mantiene en un confinamiento general.
Las tiendas pequeñas ya reabrieron en la mayor parte de España, que el domingo reportó 87 muertes, la cifra más baja desde el 16 de marzo. Sin embargo, las restricciones más estrictas se mantienen en Madrid y Barcelona, las áreas más afectadas.
En tanto, Shanghái anunció que el 2 de junio reiniciarán las clases para los estudiantes más jóvenes. La gente en Tailandia ingresó el domingo a los centros comerciales, que estuvieron cerrados desde marzo. China reportó sólo cinco nuevos casos el domingo, mientras que Corea del Sur registró 13.
En Estados Unidos, el expresidente Barack Obama nuevamente criticó la respuesta de los líderes de su país al virus.