Buenos Aires.- Cristina Fernández, la presidenta de Argentina durante ocho años (2007-2015), la senadora, la política, enfrenta por vez primera un juicio oral, resultado de una de las varias causas abiertas en su contra en medio de una embestida judicial sin precedentes.
La imagen de la víspera que algunos medios hegemónicos de este país querían capturar, la exmandataria sentada en el banquillo de los acusados por el caso Vialidad, sobre supuesta corrupción en la obra pública durante su gestión, es solo otro capítulo más de lo que ella misma ha venido denunciando en los últimos meses.
Por cuatro votos a favor y uno en contra, la Corte Suprema había decidido aplazar la semana anterior el juicio para que se le enviara todo el expediente, a pedido de la defensa de Fernández, pero, finalmente, se decidió seguir adelante.
La jornada de ayer fue seguida con lujos y detalles por los medios televisivos, justo dos días después que la exmandataria anunciara de manera sorpresiva, dejando a algunos atónitos, que acompañaría como precandidata a vicepresidenta acompañando a su exjefe de Gabinete Alberto Fernández, quien aspirará al sillón de la Casa Rosada en este año de elecciones generales.
Tranquila, con la frente en alto y una escarapela blanca y celeste en el saco azul oscuro que vestía se le vio llegar a los Tribunales de Comodoro Py y saludó incluso a las cámaras. Minutos antes, las televisoras la habían seguido desde la salida de su casa, donde había una ola de admiradores que le mandaban su abrazo. De fondo un cántico retumbaba: Cristina es del pueblo.
Somos Kristina, así alteraron con K su nombre en carteles de los disímiles rostros que fueron a solidarizarse con la viuda del fallecido expresidente Néstor Kirchner, el peso de un apellido que despierta pasiones en este país.
Ya había escrito horas antes un mensaje que difundió en sus redes sociales donde una vez más, sin cortapisas, como es costumbre en ella, resaltó que iría a un juicio oral al que jamás debió haber sido citada.
Se trata de un nuevo acto de persecución con un único objetivo: colocar a una expresidenta opositora a este gobierno en el banquillo de los acusados en plena campaña presidencial, remarcó en su mensaje.
Y añadió que la citación es ‘una denuncia efectuada por el gobierno de Mauricio Macri sobre obras públicas viales llevadas a cabo enteramente en la provincia de Santa Cruz’.
No se trata de una denuncia original sino de un refrito de denuncias desde el año 2008 armadas por diputados de la Coalición Cívica, en las cuales Comodoro Py (en referencia a los tribunales) se declaró incompetente en el año 2011 y la justicia de Santa Cruz las sobreseyó por inexistencia de delito, sostuvo.
Fernández explicó en su misiva que se trata de licitaciones de obras públicas viales realizadas por un órgano provincial que depende del ministerio de economía y de la gobernación de la provincia.
‘Jamás tomé intervención alguna en los expedientes administrativos que se realizaron por cada una de estas obras. Entre la Presidencia de la Nación y las obras denunciadas existen 12 instancias administrativas de carácter nacional y provincial’, dejó claro en su escrito, difundido en twitter y facebook.
Antes de la imagen que estuvo transmitiéndose ininterrumpidamente en los principales noticieros, la de ella sentada en una de las salas de Comodoro Py, Cristina resaltó que los juicios deben buscar la verdad.
‘Claramente no se trata de hacer justicia. Sólo armar una nueva cortina de humo que pretende distraer a los argentinos y las argentinas -cada vez con menos éxito- de la dramática situación que vive nuestro país y nuestro pueblo’, denunció.
Allí en esa sala, rodeada de cámaras, estaban las aguerridas referentes de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. De un lado Taty Almeida con su pañuelo blanco, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, a su izquierda Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas.
Del otro, Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo y también presente integrantes de la agrupación Hijos y nietos recuperados junto a dirigentes políticos, sociales y sindicales que fueron a apoyar a la expresidenta.
En el auditorio, sentado en el banquillo, 12 imputados, entre ellos el exministro de Planificación, Julio De Vido, hoy encarcelado por otra causa abierta en su contra.
Lo vivido ayer, con la imagen de una líder política que hace tan solo unos días protagonizó un impactante momento cuando miles de personas la acompañaron en la presentación de su libro Sinceramente debajo de la lluvia, para muchos, fue puro circo, como lo describió el diputado y dirigente sindical Hugo Yasky.
En declaraciones a la prensa, el exdirector General de la Agencia Federal de Inteligencia, Oscar Parrilli calificó de lamentable y mediocre este juicio contra la exmandataria, quien hoy tiene causas abiertas que van desde presuntos delitos de asociación ilícita hasta considerar uso indebido el avión presidencial durante su gobierno.
Todo esto parece más una novela de color, es muy bajo. A Cristina, dijo, se le imputa por haber gobernado al país, la quieren convertir en una delincuente, estas barbaridades jurídicas no tienen parangón en la historia.
Para Hugo Yasky, también secretario general de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) hay mucha hambre y dolor del pueblo y quieren taparlo todo. Es una causa armada, no se dejó lugar a las pruebas, estamos en presencia de una maniobra de persecución política y no le perdonan haber gobernado para los que menos tienen, sostuvo al canal C5N.
El excanciller Jorge Taiana, quien también estuvo presente en el lugar para acompañar a Cristina, pidió que se garantice el derecho a la defensa y que se establezca la verdad pero, dijo, que la justicia no se transforme en un apéndice del poder político, de la venganza y la persecución.
Desde que terminó su mandato en 2015, a Fernández le ha abierto 11 causas por supuestos delitos de corrupción e incluso el fiscal Germán Moldes solicitó a la cámara federal el procesamiento contra la senadora a quien señaló como ‘jefa’ de una presunta asociación ilícita.
La propia expresidenta ha pedido varias veces realizar una auditoría de la obra pública durante su gestión en todas las instancias judiciales y se lo han negado y ha señalado que en la Argentina de hoy se usa el poder judicial como un elemento de persecución y proscripción de dirigentes populares.
Luego de tres horas de audiencia, la jornada de la víspera pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo lunes y, según Página 12, se estima que la lectura podría tomar al menos tres jornadas más.