Haití se sumergió ayer en la violencia, en parte por la raza y el color, uno de los principales conflictos que divide a ese país desde hace más de dos siglos cuando logró, unido, independizarse de Francia, venciendo al ejército de Napoleón Bonaparte.
Las agencias destacan que las tensiones históricas entre el norte y el oeste, donde está la capital, Puerto Príncipe, resurgieron a 16 días del asesinato de Jovenel Moïse, como consecuencia, entre otros factores, del viejo antagonismo entre los negros descendientes de esclavos del norte y los mestizos, también llamados mulatos, del sur y el oeste.
Moïse será enterrado este viernes en Cabo Haitiano, la capital del Departamento del Norte, vecino a su región natal. Las tensiones en Cabo Haitiano surgen porque simpatizantes y no partidarios atribuyen el crimen a la élite del país, con pieles más clara y sede en Puerto Príncipe.
Emile Eyma Jr, historiador local y presidente de la Sociedad Capoise de Historia y Patrimonio, dijo que tratar el tema de la raza en el discurso sobre la muerte de Moïse es preocupante, pero que es un tema que Haití debe abordar porque “enmascara” los problemas reales del país.