WASHINGTON (AP) — Con varias ciudades heridas por días de violentas protestas, Estados Unidos inició una nueva semana con vecindarios llenos de escombros, calles urbanas cortadas y una confianza mermada sobre cuándo encontrarán sus gobernantes las respuestas para controlar el caos, en un clima de emociones en carne viva por las muertes de personas negras a manos de la policía.
Todo colisionó contra un país ya afectado por los más de 100.000 muertos de la pandemia del coronavirus, y un desempleo en niveles inauditos desde la Gran Depresión.
El domingo cerró un accidentado fin de semana en el que las autoridades locales y estatales desplegaron a miles de soldados de la Guardia Nacional, impusieron estrictos toques de queda y cerraron sistemas de transporte público.
Pese a todo, muchas manifestaciones derivaron en violencia cuando los manifestantes arrojaron piedras y bombas incendiarias contra la policía en Filadelfia, encendieron una hoguera cerca de la Casa Blanca y fueron recibidos con gas lacrimógeno y aerosol de pimienta en Austin y otras ciudades. Siete policías de Boston fueron hospitalizados.
En algunas ciudades, los ladrones allanaron tiendas y se llevaron todo lo que pudieron cargar, dejando a los propietarios, muchos de los cuales estaban reabriendo sus negocios tras los cierres por el coronavirus, la tarea de limpiar los cristales rotos.
En otras, la policía intentó rebajar la tensión arrodillándose en solidaridad con los manifestantes, al tiempo que mantenía un amplio despliegue por seguridad.
Las manifestaciones comenzaron tras la muerte de George Floyd, un hombre negro que suplicó pidiendo aire mientras un policía le presionaba el cuello con la rodilla. Las tensiones ya habían subido en las semanas previas tras la detención de dos hombres blancos en mayo por matar a tiros a Ahmaud Arbery, un hombre negro que había salido a correr en Georgia, y la muerte en marzo de Breonna Taylor, baleada en su casa por la policía de Louisville.
“Siguen matando a nuestra gente”, dijo Mahira Louis, de 15 años, que acudió junto a su madre y cientos de personas a una manifestación en el centro de Boston. “Estoy harta de esto”.
Las protestas ante la Casa Blanca se recrudecieron el domingo después de tres días de manifestaciones. La policía empleó gas lacrimógeno y granadas aturdidoras contra una multitud de más de mil personas, que coreaban lemas al otro lado de la calle, en el Parque Lafayette. La multitud salió corriendo y apiló señales de tráfico y vallas de plástico para prender una gran hoguera en una calle cercana. Algunos quitaron una bandera estadounidense de un edificio y la lanzaron a las llamas.