Iglesia inicia este miércoles celebración de la Cuaresma

  • Twitter
  • Facebook
  • Google+
  • Linkedin
  • Tumblr

SANTIAGO.-Con la  imposición de ceniza en la frente, ayunos y sacrificios, la Iglesia Católica celebrará Miércoles de Ceniza, dando a la Cuaresma en el calendario litúrgico católico, período que simboliza la prueba de Jesús al permanecer durante 40 días en el desierto.

En la misa de este Miércoles de Ceniza, los sacerdotes colocan a los cristianos católicos una cruz de ceniza en la frente, exclamando “Del polvo viniste y al polvo volverás”, la cual refleja que la vida en la tierra es pasajera.

Desde de las siete de la noche de este miércoles en todas las parroquias de Santiago y el país habrá oficios religiosos, en los cuales a los feligreses se les impondrá la  ceniza en la frente.

En este tiempo de abstinencia y reflexión, los feligreses se abstienen de comer carne los miércoles y viernes como muestra de sacrificio y ayuno y abstinencia. Es un tiempo de meditación, perdón y regocijo que precede a la Semana Santa y la Pascua.

A lo largo de la Cuaresma, cuarenta días a partir de este miércoles 14 de febrero, los cristianos son llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia, la misma tiene cinco domingos más el “Domingo de Ramos”.
No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido.

La Cuaresma termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. En estos cuarenta días, la Iglesia marca “la conversión del corazón”.

En la Cuaresma en el que, durante 40 días y a través de la vivencia del ayuno, la oración y la limosna, los fieles se preparan para la Semana Santa en la que se actualizan los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.

En este tiempo los fieles están llamados a trabajar de manera especial en la conversión personal, exhortación que durante la imposición de las cenizas expresa el celebrante con las palabras: “Convertíos y creed en el Evangelio”.

Asimismo, con la expresión  “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”  se recuerda la caducidad y fragilidad de la vida humana en la que la muerte es un destino inevitable.