SANTIAGO. -Cuaderno de un retorno al país natal, poema fundador de la negritud, fue escrito por el joven Aimé Césaire durante sus estudios en Francia metropolitana. Originario de Martinica, él quería a través de este poema-manifiesto, ser “la boca de las desdichas que no tienen boca”, denunciar el colonialismo, las discriminaciones, la marginalización de las Antillas Francesas. El término negritud es por primera vez utilizado en una obra literaria.
El comediante francés Jacques Martial compartió la lectura de este texto en el Centro León. Está actividad fue organizada por la Embajada de Francia en colaboración con esta institución cultural.
En Santo Domingo, la lectura tendrá lugar el viernes 21 dentro de la Semana de la Poesía de República Dominicana, celebrada en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
La voz singular de Jacques Martial
Originario de Guadalupe, Jacques Martial ha conservado siempre un fuerte lazo con el Caribe y es actualmente Presidente del Mémorial ACTe, nuevo museo de Pointe-à-Pitre que mezcla historia y arte contemporáneo.
Conocido por sus roles en varias películas y series de televisión, Martial fundó en el año 2000 la Compañía de la Comedia Negra para combatir los estereotipos y sacar a los actores negros de los segundos roles.
El Cuaderno… de Aimé Césaire es una de sus producciones más emblemáticas, presentado desde el 2003 en Francia y a través del mundo (Portugal, España, Estados Unidos, África del Sur, Senegal, Benín, Mauricio, Haití, Fiji, Australia, Singapur…).
El texto fundador de la negritud
Monumento de la literatura contemporánea, el Cuaderno de un retorno al país natal fue catalogado por André Breton como uno de los más hermosos textos surrealistas, el Cuaderno… no es solamente un grito de ira, una mirada al pasado.
Para Césaire “no es verdad que la obra del hombre haya terminado, que no tengamos nada que hacer en el mundo, que seamos unos parásitos en el mundo, (…) la obra del hombre sólo ha empezado ahora”. Queriendo sobrepasar el racismo, él interpela a los lectores “no hagan de mí ese hombre de odio para quien sólo tengo odio, (…) lo que yo quiero, para el hambre universal, para la sed universal, es (…) que produzca de su intimidad cerrada, la suculencia de los frutos”.