RÍO DE JANEIRO (AP) — El expresidente brasileño Michel Temer fue arrestado el jueves por cargos de corrupción, un espectacular desarrollo de una investigación sobre corrupción que ha remecido a Brasil.
El juez Marcelo Bretas emitió la orden de arresto contra Temer, así como para Moreira Franco, un exministro y aliado del exmandatario, y otras ocho personas.
De acuerdo con los fiscales, la constructora Engevix pagó sobornos a Temer a cambio de un contrato para construir una planta nuclear en la ciudad de Angra dos Reis, en el sur del estado de Río de Janeiro.
Uno de los ejecutivos de Engevix dijo a los fiscales en un testimonio que pagó más de 300.000 dólares en 2014 a una compañía propiedad de un asociado cercano de Temer, el coronel Joao Baptista Lima Filho. También se dictó una orden de detención contra Lima Filho.
“Esta es una organización criminal que hasta ahora ha sido dirigida por Michel Temer”, dijo Fabiana Schneider, una de los fiscales.
El caso es una de las 10 investigaciones criminales contra Temer, un político de carrera conocido por su talento para negociar tras bambalinas en la capital de Brasilia. El exmandatario ha negado haber cometido delito alguno.
En su orden de arresto, Bretas escribió que era necesario arrestar a Temer para asegurarse de que no destruya evidencias.
Globo Televisión transmitió imágenes del expresidente escoltado por policías en Sao Paulo, la ciudad donde reside. Imágenes tomadas desde un helicóptero mostraron a Temer bajando de un auto en un aeropuerto, presumiblemente para ser transportado a Río de Janeiro para su ser procesado.
“La justicia fue creada para todos y todos deben responder por sus propias acciones”, dijo el presidente Jair Bolsonaro, quien se postuló con promesas de combatir la corrupción, durante una visita de Estado a Chile.
Temer fue arrestado en Sao Paulo, donde vive, y trasladado vía aérea a Río de Janeiro, donde sería procesado.
“La falta de sustento para este arresto es completamente evidente, lo que sirve sólo para exponer al expresidente como un trofeo ante aquellos que, bajo el pretexto de combatir la corrupción, se burlan de las leyes básicas de la constitución”, dijo el abogado de Temer, Eduardo Pizarro Carnelos, en un comunicado.
El juez Bretas supervisa una parte _la que corresponde a Río_ de una investigación de gran alcance sobre sobornos a políticos y funcionarios públicos. Desde su inicio en marzo de 2014, la llamada investigación Autolavado ha enviado a la cárcel al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, además de prominentes empresarios y políticos.
El exjuez Sergio Moro, quien presidió muchos casos de Autolavado y se convirtió en un conocido defensor internacional en contra de la corrupción, renunció a fines del año pasado para convertirse en ministro de Justicia.
Muchos temían que la ausencia de Moro fuera a tener repercusiones negativas. Y la investigación Autolavado ha sufrido unas cuantas derrotas últimamente, incluyendo un fallo del Supremo Tribunal Federal que permitió que ciertos casos relacionados a corrupción sean juzgados por cortes electorales.
Esta semana, el mismo Moro sufrió un revés cuando el presidente de la Cámara de Diputados del Congreso frenó una propuesta del exmagistrado contra el crimen y dijo que solo la consideraría después de una reforma al sistema de pensiones.
La decisión de Bretas de arrestar a Temer responde cuestiones sobre el futuro de la investigación.
“Si Lula y Temer pueden ir a la cárcel, ¿Quién se puede librar?”, dijo Carlos Melo, profesor de ciencias políticas de la Universidad Insper en Sao Paulo. “Hay varios expolíticos de alto rango que ya dejaron sus puestos, lo cual los hace más susceptibles a investigaciones policiales”.
Temer, que era vicepresidente, asumió la presidencia en 2016 después del juicio político y destitución de la presidenta Dilma Rousseff por mal manejo del presupuesto federal.
Rousseff y sus aliados en el Partido de los Trabajadores acusaron a Temer de orquestar su destitución, algo que él ha negado.
Desde el inicio, el gobierno de Temer enfrentó varios escándalos, incluyendo algunos que involucraron al mismo presidente. Los índices de aprobación de Temer cayeron por debajo del 10%, y lo abucheaban con frecuencia.
En menos de dos años, los fiscales lo acusaron de corrupción en tres ocasiones. Por ser un presidente en ejercicio, sólo podía ser juzgado si lo aprobaba la cámara baja del Congreso por mayoría de dos tercios. En dos ocasiones, Temer obtuvo los votos suficientes para evitar el juicio y su período finalizó antes de que la tercera acusación llegara a votación.
Al dejar el cargo el 1 de enero, Temer, de 78 años, perdió la inmunidad parcial de la que gozaba y que lo protegía de encausamientos.
En diciembre, cuando se le preguntó sobre los casos pendientes en su contra, Temer dijo que no estaba preocupado y que no creía que lo fueran a detener.
“Estoy tranquilo. No estoy preocupado en lo más mínimo”, dijo Temer. “Esos cargos son cosas tan absurdas que gente más objetiva y menos emotiva verá y dirá: ‘Esos argumentos son irrelevantes’”.