Lula da Silva juró como jefe de ministros de Dilma Rousseff, pero un juez suspendió la designación.

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El juez juez federal de Brasilia Itagiba Catta Pretta Neto ha arruinado la fiesta de asunción de Lula da Silva como nuevo ministro. Menos de una hora después de que el ex presidente estampara su firma en el acta que lo nombra como jefe de la Casa Civil, el equivalente a un primer ministro, el magistrado aceptó una medida cautelar presentada por la oposición contra ese mismo nombramiento.

El juez entendió que hay indicios de un «crimen de responsabilidades», esto es, que Lula llega al gabinete para obtener fueros y evadir, así, las causas por corrupción que enfrenta.

El abogado general del Ejecutivo, José Eduardo Cardoso, ha adelantado que el Gobierno recurrirá de inmediato la decisión de Catta Pretta. Según la versión oficial, el fallo no tiene fundamento legal, porque hay otro magistrado, el juez Sergio Moro, de Curitiba, a cargo del proceso.

«Estamos tomando conocimiento de la situación para poder recurrir hoy mismo», dijo Cardoso.

Dilma Rousseff levanta el brazo de su antecesor y mentor político, Lula da Silva, luego de nombrarlo jefe de ministros

La jura

Dilma Rousseff tomó juramento a Lula con duras acusaciones contra los jueces que impulsan las investigaciones por corrupción en Petrobras, en especial el juez Moro. Pero antes, recibió a Lula como un héroe, capaz de rescatar al Gobierno de la crisis en la que se encuentra.

«Quería saludar con mucha alegría a nuestro querido ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ministro jefe de la Casa Civil», dijo Rousseffl. Minutos antes, firmó junto con Lula el acta de asunción en el cargo, se abrazó con su mentor y elevó su brazo ante una multitud de funcionarios y legisladores reunidos en el Salón Noble del Palacio do Planalto, en Brasilia.

Cuando la mandataria se aprestaba a hablar, alguien gritó «vergüenza» desde la tribuna, lo que enardeció a los funcionarios presentes, que iniciaron a viva voz cantos a favor del oficialismo. «¡No habrá golpe!», respondieron, en lo que ya es la muletilla defensiva de la izquierda brasileña.

Luego, Dilma tomó largos minutos para nombrar uno a uno a todos los presentes, dando las gracias a quienes trabajan en el Gobierno, pese a la crisis que atraviesa la administración del Partido de los Trabajadores (PT).

Imagen del Salón Noble del Palacio de Planalto, en Brasilia, donde Luiz Inácio Lula da Silva juró como jefe de ministros

Además de Lula, Rousseff ha nombrado a un nuevo ministro de Justicia, Eugenio Aragao. «Deberá volver más efectiva nuestra política de defensa del consumidor y la protección de las fronteras. Deberá enfrentar las drogas y garantizar la seguridad durante los Juegos Olímpicos», dijo la presidente, sin hacer mención alguna al enfrentamiento que el Ejecutivo mantiene con los jueces que impulsan la causa contra Lula y una centena de legisladores oficialistas por corrupción en Petrobras.

«A lo largo de mi vida he aprendido a valorizar y a respetar a mis compañeros, personas muy especiales que han estado a mi lado en todo momento. He tenido el privilegio de tener a mi lado a Jaques Wagner», el funcionario que ha dejado su cargo para darle espacio a Lula en el gabinete.